" El Amarillo " grabado al agua fuerte y aguatinta.
Hombre es, pero nada más que un pedazo de hombre
de mi propia escoria y de mi sucio alma.
Despreciador de la vida y de los hombres,
ese dios terrible es consecuencia de mi locura.
por todas partes predicadores de muerte.
Ojalá se vayan de esta vida a sus propios cielos
y no resuciten por nunca jamás.
Algo así decía aquel que hablaba.